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Manifiesto

 

La Revolución Delirante es un movimiento que pretende promocionar el pensamiento crítico de los profesionales. Aborda la salud mental mediante una formación libre de conflictos de interés, centrada en el respeto de los derechos humanos y comprometida con la legítima diversidad de los distintos colectivos que conforman la sociedad.

Las Jornadas que celebramos son una oportunidad de encontrarse, debatir, modificar la rigidez conceptual de nuestras profesiones y disfrutar de un espacio seguro en el que aprender a desaprender sobre la clínica.

Nuestro décimo encuentro tiene lugar en 2023, una época en la que el sistema de salud mental occidental experimenta una tortuosa ambivalencia. Por un lado, asistimos a un apuntalamiento de la institución psiquiátrica. A un aumento de su poder y su presencia en la sociedad. Auspiciada por las empresas farmacéuticas y reforzada con la privatización de los servicios, sus prácticas de exclusión y silenciamiento cobran cada vez más fuerza. Resurgen los electrochoques –voltaicos y, ahora también, esketamínicos–, aumenta la banalización de la violencia psiquiátrica –involuntariedad, pérdida de derechos, tratamientos crónicos–, se difunde una cultura del consejo y las terapias y se ha conseguido la completa naturalización de los diagnósticos psiquiátricos. La mentira de la «enfermedad mental», como la mentira de la Psiquiatría, está estratégicamente instalada en la sociedad, animada por la facilidad que aportan los modelos esencialistas y positivistas para reducir a «trastornos individuales» problemas que también son colectivos.

Pero, por otro lado, crece el descontento social sobre lo que hacemos, desde dónde lo hacemos y cuál es nuestra función en la sociedad. Nos alejamos de la escucha, el acompañamiento, la consideración política del malestar, la defensa de las disidencias y el compromiso con los derechos. Acciones que deberían guiar nuestras prácticas y que se califican despectivamente como antipsiquiátricas o, simplemente, «poco profesionales». Insatisfacción compartida por muchas profesionales que comprueban que su trabajo diario está cada vez más deshumanizado, dirigiéndose a la postre a silenciar a personas que, simplemente, no pueden más. No pueden con la intolerancia, con la precariedad, con la soledad, con el empuje del sistema productivo, con la falta de comunidad, con la connivencia ante la violencia. Nos piden complicidad y les devolvemos segregación. Damos una respuesta basada en diagnósticos y prescripciones, que transforma a las personas en objetos y cronifica un problema común en aras de una supuesta ciencia que no es más que una forma de control social. Como siempre lo ha sido.

Aprovechar la crisis que genera esta ambivalencia para producir verdaderos cambios institucionales y sociales solo es posible empezando por llevar esta lucha a nuestra propia contradicción. Los manicomios no se han destruido. Siguen en pie. Están instalados en nuestras cabezas. Reforzándose con nuestras teorías, perseverando en nuestro lenguaje y sosteniéndose en el silencio que mantenemos hacia los movimientos sociales. Debemos echarlos abajo encontrando sus fisuras, es decir, cambiando nuestras prácticas.

 Por eso, este año la orientación de nuestras X Jornadas va encaminada a una propuesta real de cambio. Será el encuentro más enfocado a la formación que hemos organizado. Aunque queremos seguir promoviendo el cuestionamiento, creemos que es el momento de ayudar a que todas las asistentes salgan con herramientas concretas para llevar otras prácticas a sus distintos lugares de trabajo.

Así las cosas, hemos preparado tres mesas de docencia y debate, una sesión de trabajo por territorios y una asamblea general final para colectivizar las propuestas.

La primera mesa, Sobre las contenciones, se centrará en proporcionar herramientas para evitar tres de las formas más utilizadas para controlar a las personas en nuestros dispositivos: la contención física, la química y la legal. Así, tres ponentes de distintos ámbitos profesionales elaborarán una guía práctica dirigida a eliminar contenciones mecánicas, acompañar en la de-prescripción de psicofármacos y entender los beneficios que aporta la nueva e irregularmente conocida Ley 8/2021, de apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica.

En la segunda, Sobre los sentidos inusuales, la formación se centrará en que los asistentes puedan acercarse al acompañamiento de las personas desde la perspectiva de la escucha de voces y el apoyo mutuo. Saber fomentar espacios donde las experiencias no compartidas puedan ser no solo escuchadas y respetadas, sino legitimadas, permite un cambio fundamental en las lógicas institucionales, devolviendo el papel de experto al que vive la experiencia y anulando nuestra capacidad para encerrar nosológicamente a las personas.

Para seguir pensando sobre estas cuestiones tendremos ocasión de asistir a la obra «Eucaristía», del Teatro de los oprimidos y las oprimidas, a cargo de la Compañía Brots – uTOpia Barcelona. Una representación crítica y de alto nivel estético que reflexiona desde la experiencia en primera persona y reivindica un cambio de paradigma sobre los problemas de salud mental.

Por último, la tercera mesa, Sobre lo común: emprendimiento social e institución, abrirá la posibilidad de pensar y actuar más allá de los rígidos muros de la disciplina. Se hace necesario llenar de sentido el vaciado concepto de «comunidad». El emprendimiento social, la colectivización de la lucha y la alianza con la sociedad son movimientos necesarios para generar alternativas a la institución psiquiátrica. El colectivo Entrar Afuera explora la potencia de transformación de las prácticas institucionales en un diálogo abierto con la experiencia triestina, buscando empujar las tensiones y contradicciones de los lugares dentro y fuera de las instituciones.

Para terminar las jornadas, generaremos pequeños grupos de trabajo según el territorio de las asistentes, que permitirán pensar sobre las distintas líneas abiertas durante el encuentro, plantear cambios y elaborar estrategias concretas. Todo este material se terminará volcando en una Asamblea general que cerrará el encuentro para, según esperamos, abrir cambios. 

Estas Jornadas, como decíamos, se convocan en un momento convulso. En una situación de crisis. Crisis social, crisis institucional, crisis de modelos. Aprovechemos esta crisis para la crítica, para los cambios desde nuestra propia contradicción.

Politizar la psiquiatría no es negar nuestra identidad como profesionales: es asumirla con todas las consecuencias. Politizar la salud mental es abrir los ojos a la necesidad de un cambio en las prácticas. Cambio que es nuestra responsabilidad y que, juntas, estamos dispuestas a llevar a cabo.

Te esperamos.